La respuesta es obvia, claro que no, aunque actualmente podemos ver la contradicción educativa, cuando nos enteramos del tipo de preguntas que tienen los examanes únicos para entrar al bachillerato, que en su mayoría son preguntas resultado de memorizaciónes sin sentido.
Después de haber reflexionado podemos decir que aunque no existe el aprendizaje no significativo, no podemos decir que podemos medir el aprendizaje con preguntas sobre el contenido, ya que el aprendizaje y lo aprendido es parte cotidiana de nuestras acciones y forma parte de nuestras experiencias.

El aprendizaje no puede estar dictado unicamente por las necesidades de la industria, sobre todo si tenemos en cuenta que nuestros alumnos todavía se encuentran en un proceso de desarrollo físico, afectivo, congnocitivo y emocional, por lo tanto solo capacitarlo para el trabajo, sería coartarle la posibilidad de un desarrollo personal y reducirlo al de un instrumento o herramienta industrial; al igual que instruirlo para que sea competitivo sin darle espacio a aprender sin tener que ganarle al otro o sin sentirse frustrado por que no se ganó.

El fin de las escuelas es la de que todos “ganen”, en donde todos participan y en donde todos aprenden, la tarea aquí es la de vencer el egoísmo, y fomentar el espiritu comunitario; en la escuela equivocarse es tan importante como acertar y no nos despiden por eso.

Para esto ser competente debemos entenderlo como la sinergia de habilidades conocimientos y procesos que nos hacen funcionar en el mundo cotidiano, que nos vuelven mejor persona, mejor ciudadano mejor estudiante y posteriormente mejor profesionista.

La capacitación en un trabajo es importante para la empresa y deberia de ser obligatoria y permanente, pero la diferencia que hay entre esto y e ir a la escuela es abismal, una persona con educación desarrolla un pensamiento crítico, una madurez mental, emocional y social que se desarrolla en el trabajo de investigación, la reflexión y la socialización, es un período en donde aprendemos a cuestionar, a involucrarnos y tomar decisiones, es cuando comenzamos a ser protagonistas de nuestra existencia.

Somos producto de nuestras experiencias, de nuestros saberes y haceres, de nuetros valores y actitud ante la vida y estamos siempre en un continuo aprendizaje; relacionamos lo que somos y sabemos con nuestra realidad y modificamos nuestras concepciones del mundo, de nosotros y de la propia existencia. Medir esto con unas simples preguntas parece insuficiente, en parte tratar de medirlo parece innecesario.

En cuanto a la escuela, sabemos que aprendemos de diferentes maneras, y que nuestro contexto afecta a nuestro aprendizaje, sabemos que hay temas que se nos hacen interesantes y por eso aprendemos mejor, pero también existen temas que no sabíamos que nos podrían interesar y decidimos darnos la oportunidad y aprender, aunque no nos volvamos expertos en eso.

Ser competente no quiere decir volverse experto en algo; como en el caso de esta “especialidad”, volvernos maestros competentes no quiere decir que nos tengamos que memorizar y enunciar cada teoria del aprendizaje, no quiere decir que nos casemos con una idea o un modo de acción, o que pensemos que hay una reseta mágica, ser competentes es tener la capacidad de resolver problemas tomando en cuenta nuestros conocimientos, nuestras experiencias, nuestras habilidades, valores y actitudes para que nuestros alumnos aprendan, tomar en cuenta estos conocimientos y adaptarlos a nuestras realidades.

Para el tema del aprendizaje, tenemos que tomar en cuenta las diferentes etapas de la persona, no es lo mismo un niño, que un joven o un adulto, evidentemente en cada etapa se necesitan diferentes tipos estrategias, en donde no se pretende dejar solo al alumno, sino hacer que ponga a prueba los esquemas que se le presentan.

En un país en donde la cultura de “eso no me toca”, “asi me dijeron”, “cuando llegué ya era asi”, del miedo a equivocarse, y del “si señor”, hacer que una pesona amplie su horizonte es ago difícil, pensar en diagnosticos, probabilidades, investiaciones y toma de decisiones no parece algo sencillo, es cuando el proceso de adaptación juega en contra nuestra.

Por eso desde la escuela diseñar situaciones que induzcan a este tipo de entendimientos es de suma importancia. La escuela es un laboratorio en donde desarrollamos nuestra identidad, nuestras creencias, nuestros gustos, en donde nos vemos y comenzamos a idenfiticarnos, la escuela no podria existir sin alumnos pero tampoco sin conocimiento, pero este último no es algo que se pueda pasar, inyectar o regalar, son los propios alumnos los que han de querer aprender, son ellos con sus procesos y esquemas personales los que le dan vida y los que lo emplean a lo largo de su vida haciendolo suyo.

Personalmete creo que hay alumnos que no necesitan maestros, que son capaces de aprender por gusto propio N cantidad de cosas, y tambien hay otros que no importa lo que haga el maestro no desean aprender, (las causas pueden ser varias) pero los que estan a la mitad del camino… ¿Qué? Estoy descuero con que el aprendizaje tiene que ver con lo que el estudiante hace o deja de hacer… pero tambien con lo que el maestro hace o deja de hacer, (aunque en lo que leimos no lo considera una consecuencia directa). Preguntenle a cualquier alumno que prefiere una clase aburrida o una amena y la respuesta será unánime.

Con el tiempo uno se da cuenta que todo esta realacionado, y que el cúmulo de aprendizaje que tenemos nos transforma, en la manera de hablar, de pensar y de actuar, en la forma que uno ve a la gente, el país y al mundo, haber leído a Kafka, saber que hacen las mitocondrias, o cuando la biblia se empezó a traducir, es un cumulo de conocimientos que nos sirven para ampliar nuestra perspectiva del mundo y tratar de entenderlo mejor, para situarnos dentro de un contexto y sentirnos parte de un momento, para ejercer el poder y hacer algo, para que nos llamen locos si es necesario y sonreir porque mi realidad ya no es la de ellos, porque ahora sé.

Si controlar la realidad (nuestra realidad), comprenderla y transofmarla son el motor que nos impulsa para nunca dejar de aprender; querer hacer, querer saber como, querer integrarse con quienes y tener claro los para ques, serían la gasolina de ese motor, el camino y el destino estarían formados por nuestros valores y nuestros habitos, para que estos quereres y poderes sean siempre por un buen común.